Francisco llevaba ya más de un año trabajando desde casa. La verdad es que no estaba funcionando como había planeado. Cada día se sentía un poco más nervioso y estresado. Y esa no había sido la razón por la que se había lanzado a esta aventura. Ahora se preguntaba constantemente si había tomado la decisión adecuada. Ya no las tenía todas consigo… Pero antes de izar la bandera blanca se iba a dar una última oportunidad: ordenaría su despacho de tal manera que pudiera ser lo más productivo posible.
Así se enfrentó Francisco a la reorganización de su despacho
Francisco tenía clara una realidad. Si quería que su espacio de trabajo fuera de verdad productivo, entonces no iban a bastar con parches. Tendría que empezar de cero. Siempre había escuchado aquello que el fénix renacía de sus cenizas con energías renovadas. Imitaría a aquella ave legendaria con este propósito. Su despacho se convertiría en el centro de su nueva vida.
En esta historia hay que contar toda la verdad. Cuando Francisco comenzó su proceso de recreación no tenía nada claro qué tenía que hacer. Por ello, en una primera fase decidió que era mucho mejor dedicar su atención a todo aquello que no era pertinente.
- Cada trasto tiene que tener su lugar. Y no, el lugar de los objetos no sería nunca su escritorio. Este tiene que ser siempre un espacio de trabajo y cuantas más distracciones tuviera sobre la mesa, menos tiempo estaría dedicándoselo a lo verdaderamente importante.
- La organización es física y digital. De nada sirve tener el escritorio pulcro y ordenado si cuando enciende la computadora encuentra una selva. A veces puede dar mucha más pereza enfrentarse a esta realidad.
- La luz artificial no es buena compañera de viaje. Ningún héroe de sus películas favoritas se lo hubiera llevado consigo. Su vista cada día estaba más cansada y estaba seguro de que en gran parte se debía a todas las horas que pasaba delante de aquella iluminación. Por ello se organizaría para trabajar durante las horas de día en las que pudiera aprovechar la energía solar.
Pero claro, en la vida no basta con saber qué no hay que hacer. También es imprescindible dar pasos hacia delante en la dirección correcta.
Las decisiones de Francisco para lograr una mayor productividad en su despacho
Se dedicó un día a sí mismo y a su proyecto. Una jornada entera contemplando en silencio todas las posibilidades que tenía en sus manos. Tomó muchas decisiones.
- Desde aquel día, el despacho de Francisco se convirtió solo en un lugar de trabajo. Se percató de que si también dedicaba al ocio este espacio, su mente no se conseguía acostumbrar a su vertiente laboral al sentarse. Esto era un problema para la eficiencia. Cada acto tiene su lugar.
- La gran ventaja que tiene trabajar desde casa es que cada cual puede decidir su propio horario. Sin embargo, esto se había convertido en la propia cárcel para Francisco. Su vida se había desorganizado y ya era hora de volver a meterla en vereda.
- Fuera del despacho no se trabaja. Otro hándicap con el que tenía que lidiar cada día Francisco es con el hecho de que tiene dos hijos. Por tanto, estos dos torbellinos de energía son capaces de revolucionar cualquier día normal. Así que ha llegado a un pacto con ellos. Si ellos le respetan las horas dentro de su despacho, él no trabajará fuera de él. Todo el tiempo que tengan juntos será de calidad.
Así fue el proceso de decisión de Francisco. No conocemos cuál ha sido el resultado de su empresa, pero sí que ha acudido a su despacho a trabajar mucho más tranquilo cada día. ¿Tú cómo organizarías una habitación para ser productivo?