Relación entre alquiler y averías: ¿quién debe pagar las reformas y los desperfectos?

El alquiler de una vivienda viene a suponer mucho más que un contrato de arrendamiento​. Además, es un acto de fe por ambas partes, dado que tanto el propietario como el inquilino invierten algo más que dinero. Invierten también ilusiones y unas cuantas preocupaciones. Como inquilinos, cuando entramos a vivir en el nuevo hogar, esperamos que la vivienda esté tal y como nos la retrataron en un primer momento; mientras que, como caseros, ansiamos, por encima de todo, que el inquilino sea tan responsable como parecía.

Reparaciones-hogar

Eso sí, tenemos imprevistos y siempre suelen llegarnos de la mano de averías o desperfectos consecuencias de accidentes. ¿Quién debe hacer frente a este desembolso extra? Por un lado, como dueños, esperamos rentabilizar la casa en la que ya no vivimos, pero las reparaciones de la vivienda a rentar suelen ser unos gastos tediosos, ya que, si lo que ganamos se destina a subsanar averías, es mejor cerrar y olvidar. Pero lo mismo pasa con el arrendatario, que no cuenta con pagar más por tener lo mismo, aunque restaurado.

 ¿Cuándo deben pagar el inquilino y propietario?

Como se produce una evidente confrontación cuando se relacionan alquiler y averias, la legislación vigente ha establecido una serie de obligaciones que ambas partes deben cumplir, entre las que encontramos también aquellas referentes a quién debe asumir los gastos correspondientes a reparaciones de averías o cubrir desperfectos por accidentes cuando ambas partes entran en conflicto.

El casero deberá hacer frente a todos aquellos gastos de conservación de la vivienda, con la intención de mantener en correctas condiciones el espacio alquilado. Por ejemplo, si se estropea la nevera o hay problemas con los radiadores. Por su parte, el inquilino tendrá que desembolsar de su propio bolsillo en el caso de que esos desperfectos hayan sido causados por sus visitas o él, así como en aquellos pequeños gastos derivados del uso cotidiano de la casa. Es decir, cambiar las bombillas, la correa de las persianas o los filtros del aire.    Es decir, gastos que todos tenemos con regularidad.

Ejemplos más específicos y que podrían generarnos dudas son los hechos de que el casero debe pagar la reparación de la instalación de la luz, en el caso de que se trate de un sistema viejo y sea el causante de que las bombillas se fundan. Por otro lado, la compra de un electrodoméstico también corre a su cargo, a pesar de que sea de uso cotidiano. En la actualidad, están de moda los muebles realizados a partir de palets o con materiales reciclados o dotar de nueva vida a muebles antiguos. En el caso de que estos sufran daños, habría que determinar su valor práctico por encima del económico.

En conclusión, para evitar conflictos sobre quién debe pagar qué, lo mejor es informarse antes y aflojar la chequera cuando sea necesario.

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