Hoy se alza un símbolo imponente entre Chapultepec y Paseo de la Reforma: la nueva Torre Bancomer. La Ciudad de México del siglo XXI es aquella que se caracteriza por sus paisajes urbanos, que son una ambiciosa fusión arquitectónica entre lo moderno y lo histórico. Rascacielos, monumentales palacios, casas antiguas, estructuras minimalistas que perduran en la memoria de quien los visita.
Como bien sabemos, hace un par de años atrás, sobre esta misma vía se colocó una especie de monumento, la Estela de Luz. Esta edificación generó el descontento de los capitalinos por su falta de estética y utilidad. Sin embargo, con la llegada de este nuevo rascacielos se ha minimizado el daño.
Para festejar a este icono, se realizó una inauguración digna del gigante el pasado 9 de febrero, que contó con la presencia del Presidente Enrique Peña Nieto para agradecer a sus creadores por ponernos en el radar de las bellezas arquitectónicas mundiales.
La construcción de la torre que se gestó durante 6 años fue dirigida por el arquitecto Miguel Almaraz. Un artista cuyo pensamiento sobre la creación de estructuras, “es mejorar la ciudad más allá de construir un inmueble”. Este audaz urbanista se ha unido a la ola de proyectistas modernos que proponen nuevas edificaciones sustentables e inteligentes, que tiene una estética futurista bien definida.
Armado hasta los cimientos
La seguridad es una de las características en las que no se escatimó durante su construcción. La fortaleza de 6 mil metros cuadrados es calificada por sus creadores como la construcción más segura de nuestro país. Esto gracias a que su estructura supera las normas sismológicas de México. Posee una cimentación flexible de vigas de acero reemplazables que amortiguan cualquier evento sísmico; le permiten deformarse en vez de caerse. Tiene un sistema de “cortinas contra incendios” que contiene el humo lejos de los ductos de aire. Además, se le incorporó un espacio de resguardo para personas discapacitadas en caso de algún siniestro.
Si hablamos en cuanto a la tecnología y sustentabilidad, está bien abastecido del piso a la punta. Está dotado de luces LED reguladas por estrictas normas de iluminación, posee espacios sin columnas para poder propagar la luz interior y ahorra el 25% de energía en comparación a edificios similares. Cuida el medio ambiente, ya que cuenta con un captador de lluvia que reutiliza el agua en sanitarios, jardines y aire acondicionado, 5 terrazas entre los pisos del edificio, su propio sistema de tratamiento de aguas residuales para su autoconsumo. Para la comodidad de sus usuarios se incorporó una azotea de los 11 niveles de estacionamiento, comedores para los trabajadores; cuenta con un sky lobby, que es una azotea con un auditorio para 350 personas y una pared proyector con la mayor tecnología.
Si bien en los últimos años la tendencia mundial en arquitectura se inclina – al igual que alguna vez lo hicieron las bellas artes – por diseños arquitectónicos creativos e innovadores, con dimensiones inexistentes. La Torre Bancomer compite sin problemas con otros edificios de la zona, la Torre Mayor y la Torre IXE. En un futuro tendrá otro fuerte rival vecino que se encuentra en construcción, la Torre Reforma. El surgimiento de esta torre se impone ante iconos históricos como la Torre Latinoamericana, la Torre de Pemex, el Wall Trade Center, Palacio Nacional ; y acompañando a los bellos monumentos como el Ángel de la Independencia y el Monumento a la Revolución.
Entre su diseño, la tecnología inteligente y medidas de seguridad, La Torre Bancomer coloca a nuestro país dentro de las naciones que pertenecen a la ola creativa de la arquitectura como expresión artística.